sábado, 30 de julio de 2011

¿Pasión, amor, fantasía…? 5º

Dime querida mía, que es ese fuego tan extraño que siempre recorre mi cuerpo y que ahora hecho tanto de menos porque tu ya no estás conmigo. Porque esa sensación tan extraña, que nunca antes he sentido.
Esa confusión que siento por el hecho de que tú seas de mi mismo sexo... Más no puedo dejar de pensar en ti menos de 10 veces al día. Tengo la necesidad de verte, de buscarte, de encontrarte. La necesidad de ver tu sonrisa y la pasión de exponerme de nuevo ante esa mirada, que me busca, me intimida, me desnuda, pero que me abraza, me acaricia y me arropa con suavidad, aun sabiendo que puede quemarme.
Dime el porqué, de esas pasiones y fantasías que nunca he tenido y ahora rondan por mi mente. Porque de esta atracción sexual. Pero sobretodo, dime el porqué de esa necesidad que tengo de verte aunque solo sea un segundo por cualquier esquina de este mundo. 

¿Pasión, amor, fantasía…? ¿Acaso tú puedes responderme? ¿Y tú? Dime que es lo que realmente sientes.

Amor mío, no te vayas todavía, dime si tiene razón mi instinto. Déjame quemarme una vez más. Quisiera saber cómo sería el tacto de tu piel recorriendo todo mi cuerpo paso a paso, desnudándome, de verdad y no con la mirada. Y esta vez de verdad, quiero arder entre tus brazos. Amor secreto, amor prohibido. ¡Abrázame!!! Aunque solo sea eso, antes de despedirnos.  


jueves, 28 de julio de 2011

¿Pasión, amor, fantasía…? 4º

Pero nada… tan solo esa extraña sensación, incomprensible e incómoda de estar completamente desnuda ante ti y esa llama ardiente, recorriendo mi cuerpo desnudo llegando incluso a quemarme, fruto posiblemente de mi propia imaginación, o pasión o fantasía, o lo que quiera que sea. 

Más no sabía lo que estabas haciendo en esos instantes, esperándome ante la puerta. Gire un poco mi cabeza buscándote, buscando tu mirada, tu cara, una respuesta, que me dijera que aquello era provocado por mi propia mente. Pero allí estabas, frente a la puerta, ni cerca ni lejos de mí, con la misma distancia de siempre, pero con esa mirada, pasional, felina, ardiente. Sin haberte dado cuenta, de todo lo que estaba pasando por mi mente, sin haberte dado cuenta de que yo había dejado de recoger mis cosas, sin darte cuenta de que ahora yo te estaba mirando.
Pues no mirabas mi cara, ni mi cabeza, ni mis movimientos, tan solo observabas mi cuerpo, atentamente con tu boquita entreabierta, pensando que yo no me daba cuenta. 
Esa sensación me puso más nerviosa, induciéndome a recoger esta vez mis cosas rápidamente y con el reflejo de apartarme de ese fuego que llevaba un rato quemándome. Y sin ninguna palabra, salimos las dos del pequeño bar, despidiéndonos como si nada hubiera pasado, cada una por su lugar.


martes, 26 de julio de 2011

¿Pasión, amor, fantasía...? 3º

Pero algo me izo sobresaltar, cambiando mi cara completamente a preocupación aunque yo no sabía lo que estaba ocurriendo.  Recuerdo que mi mente se quedo en blanco y que mis pensamientos y preocupaciones se esfumaron como si del humo se tratara.
Sin saber lo que ocurría me quede paralizada. Una sensación extraña recorría mi cuerpo de arriba abajo, llegando hasta mis pies y subiendo otra vez de nuevo. Mis manos habían dejado de recoger mis cosas, pero ahora, no lo estaba haciendo a propósito. 
Una cierta incomodidad se posaba ante mí. De nuevo esa llama ardiente se acercaba poco a poco, subiendo y bajando por mi espalda.  Una vez más la sensación de estar desnuda, esta vez completamente, ahí de pie, de espaldas a ti, esperando alguna reacción tuya, unas palabras, un movimiento, un acercamiento, un alejamiento, algo que interrumpiera esa sensación tan extraña. Pero nada por tu parte, tan solo el silencio y lo que quisieras estar haciendo o pensando en tus adentros.

Yo pude haber interrumpido esa situación, pero quise aguantar un poco más y saber lo que venía después, lo que ocurría. El porqué de esa sensación tan ininteligible e incomprensible, esa reacción fisiológica de mi cuerpo tan inexplicable, causada por un estimulo invisible, que yo no percibía con mis ojos. Y con la sensación de que te acercabas a mí lentamente sin yo poder verte, dispuesta por una vez a romper esa distancia que siempre guardamos las dos, a romper esos principios, a quebrantar todas las leyes, a cumplir todos los sueños prohibidos, aunque solo fuera, a romper el principio de todo eso, con el simple contacto de nuestras manos, de nuestra piel. A sacar a la luz todo lo que sea que sientes, a sacar a la luz todo aquello que siento.

Pero nada… tan solo esa extraña sensación, incomprensible e incómoda de estar completamente desnuda ante ti y esa llama ardiente, recorriendo mi cuerpo desnudo llegando incluso a quemarme, fruto posiblemente de mi propia imaginación, o pasión o fantasía, o lo que quiera que sea.

sábado, 23 de julio de 2011

¿Pasión, amor, fantasía...? 2º

En otra ocasión, habiendo quedado contigo para charlar un rato en el pequeño bar de las esencias, con una sonrisa me recibiste y una mirada de no saber cómo llevar la situación. Nos sentamos en la primera mesa, aunque en ese lugar tan solo estábamos las dos. Pude ver tu sonrisa tranquilizadora ante mi presencia, esa carita que transmite una sensación de paz, relajación y bienestar. Una sensación tranquila, segura, cómoda, confiada que transmite todo tu cuerpo, aunque en ocasiones observo tu comportamiento un tanto inseguro, supongo que es fruto de aquello que sientes, que quieres o algo que intentas ocultar con todos tus medios y que en ocasiones no puedes.

El día marchaba perfecto, la felicidad que observabas en mi cara por el simple hecho de estar contigo, contradecía un poco la conversación tan pésima que estábamos teniendo. Esa conversación carente de significado, ilógica y sin sentido, que nos hacia reír por ser tan simple y tonta. Más en mi interior te dije tantas cosas, que no podía dejar escapar a la luz, pero sé que eras consciente de ello, pues supe que en esa conversación hubo mucho más que palabras ilógicas. Por lo menos así lo entendí yo.

Dejando de lado mis sentimientos, e intentando descubrir los tuyos, el miedo recorría mi cuerpo, creyendo ver unas cosas, estar sintiendo otras y queriendo no ver lo que ante mí se retrata. 
Repitiéndome a mi misma que debo estar equivocada, que aquello que creo ver, tan solo es producto de mi pasión y fantasía, que tan solo es mi imaginación. Y con el miedo de descubrir que me estoy equivocando y que en verdad lo que veo es realmente lo que sientes, significando eso para las dos, un gran dolor por un amor prohibido. Más prefiero creer que es pura pasión de mi mente, que saber que tú en verdad me quieres y no poder estar contigo, ni que tú estés conmigo. 

Interrumpiste mis pensamientos con tu dulce sonrisa, y dispuestas a marcharnos te levantaste poniéndote ante la puerta, esperando a que yo recogiera mis cosas de la mesa. La puerta estaba detrás de mí, yo no podía verte, pero me sentía bien por haber estado contigo e intentando hacer un poco más de tiempo y alargar esos momentos, recogía mis cosas lentamente, junto con mis pensamientos.
Pero algo me izo sobresaltar...

jueves, 21 de julio de 2011

¿Pasión, amor, fantasía...?

Pasiones rondan por mi cabeza, pasiones, fantasías, atracción, sexo incalculable, llamas de fuego y amor. Sensaciones inexplicables siento cuando tu mirada se posa en mi cuerpo. 
Esa mirada fija, incontrolable, inexplicable. Quisiera saber qué piensas en esos momentos, dime el significado de esa pasión que te delata y que ensombreces con esa emoción o emoción inexpresiva  que muestra tu cara. Es el juego de una reacción voluntaria, el intento de esconder lo que realmente sientes, o tal vez una reacción involuntaria que muestras físicamente. Cuéntame amada mía que es lo que realmente sientes.
Esos ojos grises que no puedo quitar de mi mente recorriendo mi cuerpo paso a paso  cuando crees que no te miro cuando crees que no te observo. Tus ojos incomparables fruto de la selección genética de la naturaleza queman como el fuego al igual que una llama ardiente acercándose a mi cuerpo, de la que puedo notar su calor cada vez mas cerca, aguantar esa sensación cada vez mas intensa hasta que llega un momento que esa llama tan ardiente puede rozar mi piel y sin querer fruto de nuestras reacciones mas primitivas que aseguran nuestra supervivencia,  me hace sobresaltar por la presencia de ese calor que me advierte de que me puedo quemar, e inconscientemente y en ocasiones contra mi voluntad, me alejo rápidamente de ella asegurando una cierta distancia. 
De esa misma manera se cuando tus ojos grises empiezan a mirarme de esa forma tan peculiar y distinta de las veces que me miras tan solo para hablar.  
Extrañas sensaciones, extraños pensamientos rondan por mi mente, demasiada atracción sexual, sueños húmedos de media noche que me hacen sentirte tan cerca aun sabiendo que estas lejos. Sin poder sacar de mi cabeza algunos hechos concretos: 

Encontrándome  yo sentada en una mesa, esperando un café para merendar, vi a lo lejos tu silueta con esos finos movimientos y ese encanto que tienes al andar, acercándote  lentamente sin detenerte un instante para mirar alrededor a toda aquella gente. Tu encantadora belleza detuvo mi pensamiento, impidiéndome la concentración de la situación ni de lo que estaba sucediendo. Tus curvas se desplazaban al son de tus movimientos y esa fina chaqueta roja de primavera que tan bien te sienta, daba la sensación de que se iba a resbalar por tu cuerpo. Subí  un poco mas la vista, y me encuentre con tu preciosa mirada. No puede esconder la sonrisa que escapo de mi boca, al reconocer esa dulce carita de ángel  que tienes cuando en algo estas concentrada. Seguías andando hacia mi lentamente con la sensación de tener las cosas claras, me mirabas fijamente, tu mirada no se apartaba de lo que posiblemente en esos momentos era tu objetivo invisible para mi lógica, inexplicable para mi entendimiento. Tu carita mantenía  la boca entreabierta, y tu suave pelo se movía  despacio, ese pelo tan oscuro que hace resaltar aun más el color gris de tus ojos. Te posaste ante mí con la boquita entreabierta sin devolverme esa sonrisa que tanto eché de menos en esos momentos. Y con la excusa de devolverme un viejo libro prestado, apartaste la mirada de mis ojos disimulando buscar unos papeles. Durante unos segundos deje de mirarte intentando entender esa reacción tuya tan extraña y cuando volví a fijar la vista en ti, allí estabas, mirándome fijamente con esa mirada felina, innata, ardiente, indefinida, inexplicable, incomprensible, mientras intentabas disimular moviendo la mano en busca de unos papeles que ni siquiera estabas mirando.  No pude apartar mi mirada de tus ojos. Esa mirada tuya tan suave agradable y bonita, pero tan exigente sin querer serlo, y tan peligrosa al mismo tiempo.
 Daba la sensación de que ni siquiera te habías dado cuenta de que yo te estaba mirando. Pues tu cara y tus ojos parecían mirar mi cara por la peculiar postura, pero entendí rápidamente que no mirabas mi rostro en ese momento. 
Tu mirada estaba fija en otra lugar de mi cuerpo, tus ojos no se movían ni se distraían de aquello que estabas viendo, tu boca entreabierta había escogido una postura mas rígida, mostrando la sensación de concentración absoluta. Me quede paralizada ante aquella escena, mi mente se esforzaba por buscar una explicación lógica  y una rápida solución. Pero lo único lógico que pude hallar y que me dejo atónita  sin respiración ni movimientos, fue la sensación que tal vez las dos estábamos viviendo en esos instantes.
Pues ante los ojos de la gente yo llevaba  una fina camisa de color carmín con un pequeño escote ajustado, producto de la moda de entonces. Esa fina camisa color carmín que todo el mundo veía y que para las dos había desaparecido. Pues lo que yo sentí es que tus ojos desnudaban poco a poco mis pequeños senos, dejando esa parte de mi cuerpo completamente desnuda ante ti. Y solo ante ti quedaba al descubierto, provocando en mi una gran sensación de incomodidad, indefensión  e intimidación. Mas me hubiera gustado a mi en verdad saber lo que estarías pensando.
Por suerte, esa situación no se alargo por mucho tiempo, pues tu propio reflejo aparto la mirada sin necesidad de mover la postura de tu cabeza hacia mi cara y durante un segundo te quedaste mirándome a los ojos, tal vez pensando que cuanto tiempo llevaría yo observándote. 
Vi en tu rostro la sensación de vergüenza, pues enseguida agachaste la mirada y apartaste la cara hacia esos papeles que decías estar buscando. Tal vez porque posiblemente supiste que yo me había dado cuenta aunque esa situación solo había durado unos minutos. 
Un poco nerviosa e intentando controlarte, encontraste esos papeles que me entregaste junto con el libro, y tan solo unas palabras de tu boca - que vaya todo bien - dándote la vuelta rápidamente dispuesta a marcharte casi corriendo. No pude reaccionar ante aquella situación ni siquiera para darte las gracias por la devolución del libro ni por tus últimas palabras.  

En otra ocasion... 

sábado, 16 de julio de 2011

Bailes encantados

Dulce joven de ojos marrones... puedo ver la rebeldía, en tus cabellos rizados, pero tu bondad se ilumina en la figura de tus manos.
Bonitos sueños rondan por tu mente despierta,       tu sonrisa enmarca la felicidad, con ese suave movimiento de pies y manos que muestran un baile de príncipe y princesa encantados.
La alegría que sientes recorre tu cuerpo y tu lo muestras bailando.


Hermosa joven de piel morena, sueñas con ser una princesa. Llega a mis oídos tu dulce voz, que solo emite canciones de amor. 
Observo a lo lejos tu belleza, caminas, bailas, corres y saltas cantando una vieja canción que en mis oídos resalta.
Las flores te acompañan por este camino, como siempre soñando despierta, cierras los ojos, extiendes los brazos, mueves tus pies al son de tu melodía perfecta. Giras dejando volar tu cabello y los pliegues de tu vestido le acompañan, soñando con ser una princesa en tu mundo de hadas.


Pues una princesa estoy viendo, con un elegante vestido blanco, puedo sentir que se acerca, entonando esa vieja canción. Las flores se giran al verla y los pájaros la acompañan cantando.  -Dulce princesa morena, has olvidado tus zapatos!!- le digo yo, su príncipe encantado.